Es probable que en algún momento hayas escuchado este comentario de un padre, abuelo o incluso has dicho estas palabras a un niño. (¡O peor aún, a tu compañer@!) Nuestra necesidad de ver la gratitud en los demás es inmensa.
Ser agradecido nos ayuda a disfrutar más la vida. Puede romper enormes barreras y reducir nuestras cargas de estrés, darnos más confianza y ayudarnos a alcanzar nuestras metas, sin importar cuán grandes sean.
No hay dudas de que ser agradecido es de gran ayuda, especialmente en momentos de estrés o cuando se sufre de decepción o tristeza.
Todo lo que necesitas hacer es respirar
A menudo nos vemos atrapados en un círculo vicioso de "ojalá": “Ojalá haya trabajo”, "ojalá los niños se portaran mejor”,“si tan solo pudiera perder esas diez libras de más”, “ojalá ese chico se fije en mí”, “ojalá encontrara un millón de dólares debajo mi almohada” ... ojalá, ojalá, ojalá ...
El problema con el “ojalá” es que si y cuando ocurre, a menudo pasamos a lo siguiente que queremos conseguir sin acordarnos de dar las gracias. O nos enfocamos tanto en esa esperanza de “ojalá” y nos olvidamos de reconocer todas las otras cosas que tenemos en nuestras vidas por las que deberíamos estar agradecidos.
Siéntate en silencio. Respira profundamente y deja que tus pulmones se llenen completamente. No dejes salir nada de aire, toma algunas respiraciones adicionales y siente la sensación de que tu cuerpo se llena. Respira hasta que no puedas llenar más aire.
Ahora sostenlo. Siente la sensación de que se siente apretado dentro de tu cuerpo. Puedes sentirte un poco incómodo, puedes sentirte como si estuvieras a punto de estallar.
Luego deja salir el aire. Deja que salga lentamente, hasta sacar la última cantidad completamente y que no quede nada.