Andrew estaba buscando un trabajo de ventas.
Sabía que tenía menos experiencia y calificaciones
mínimas para conseguir el trabajo. En realidad,
incluso no estaba seguro de cómo había conseguido
la entrevista, lo único que sabía era que estaba muy
agradecido de tener la oportunidad.
La entrevista salió bien, aunque seguía impresionado
ya que todos los demás tenían más experiencia para
el cargo. Al salir del edificio, dejó un sobre a la
recepcionista, dentro había una nota de agradecimiento
para la persona que acababa de entrevistarlo, le
agradecía por su tiempo y por la oportunidad.
Esa noche, recibió una llamada para decirle que
había conseguido el trabajo. Su nuevo jefe fue muy
claro, no fueron sus calificaciones las que lo llevaron
a ganar el cargo, fue la nota; el jefe se dio cuenta que
si pudo agradecerle en esa etapa, entonces él sabía
que Andrew sería capaz de entablar relaciones positivas
con los clientes, que era exactamente lo que estaba
buscando. Por ser agradecido ganó el cargo.
Pasa el día agradeciendo a las personas que te rodean
cuando hagan algo por ti. No lo hagas con palabras vacías.
Más bien, céntrate en lo que la persona está haciendo por
tí y luego agradécele sinceramente (a un nivel apropiado,
no es necesario caer en exageraciones como por ejemplo
romper a llorar y abrazar a la persona).
Intenta que la gratitud sea parte de tu experiencia diaria.
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